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Elecciones 24M

Repensando la comunicación y las formas de ‘hacer política’ (Actualizado)

Las elecciones Autonómicas y Municipales no han hecho más que corroborar lo que ya se preveía: un cambio de tornas en el mapa político español, la caída de la hegemonía de rojos y azules, aunque éstos últimos hayan salido más dañados simplemente porque tenían más que perder.

Hoy veo mucho más claro cómo algunas fuerzas políticas, candidatos y estilos de liderazgo  no se han sabido adaptar la evolución de la sociedad, no han entendido ni aprovechado nuevas formas para escuchar y relacionarse con los ciudadanos.  Y eso es una parte de la costosa factura electoral que han empezado a pagar.

¿Quién ganó realmente las elecciones?  No ganó la fuerza más votada. Ganó “un nuevo estilo de política”: la del pacto, la negociación y la comunicación efectiva.  Las fuerzas emergentes que ahora tienen en sus manos la gobernabiliad de muchos ayuntamientos y Comunidades Autónomas, podrán poner condiciones.  De esas condiciones y cómo las comuniquen a sus electores, así como de lo que hagan los “vencidos” y cómo lo transmitan dependerá lo que suceda en las elecciones generales.

No pretendo dedicar esta entrada de “el día después” a la política pura y dura (para eso ya hay muchos otros medios), pero sí quiero hablar de cómo el entorno digital y la mentalidad 2.0 pueden ayudar a delinear una nueva forma de hacer política y de relacionarse con los ciudadanos en tres grandes ejes:

  • 1. Nuevas formas de diálogo con los ciudadanos sin reducirlos al rol de meros “votantes”.
  • 2. Puesta en marcha de vehículos sólidos de participación y aporte de la ciudadanía “en positivo”
  • 3. Transparencia total en los partidos, las instituciones y los políticos de Gobierno y oposición.

Ahora volvamos un momento a repasar algunos errores y aciertos estratégicos  que cometieron unos y otros líderes políticos y que deberían también ser parte de su propia jornada de reflexión, esa que tendrían que hacer de ahora en adelante si aún les queda algo de vocación de servicio público.

Algunos los políticos no lograron entender la comunicación bi-direccional

Y no hablo de una sólo de estrategia de comunicación, sino de la forma de entenderla.  Hablo de un diálogo que no debe percibirse como excesivamente interesado y que debe buscar consolidar relaciones.

…si es que alguna vez llegan a saborear el “pan”.  La gente quiere que se le escuche, poder expresarse, aún después que el político haya ganado o perdido las elecciones.

El ciudadano prioriza las relaciones y el buen “feeling” personal sobre la mera ‘promoción’ de una marca política

Los votantes están valorando una relación lo más personalizada posible y continua en el tiempo, frente a la tradicional y cortoplacista “promoción” del candidato o del partido, en la que el ciudadano asume un rol pasivo de sólo “escucha”.

Esto es especialmente relevante a nivel municipal, donde los alcaldes deberían estar “más cerca del ciudadano”.  En este sentido vemos cómo los partidos emergentes con líderes que son “nativos digitales”, y que por tanto, se mueven con mayor soltura en las redes sociales ya tenían abonado ya el terreno al entablar previamente una relación más personal (desde sus propios perfiles) con determinados públicos, muchos de los cuales han pasado del sólo escuchar a participar activamente fuera de la red (nuevos inscritos, activistas, propagadores del mensaje).

Algunas campañas no diferenciaron el tono, los mensajes ni segmentaron bien los públicos en las redes sociales

Hay que tener unos objetivos de segundo nivel para cada uno de los canales sociales para diseñar una estrategia diferenciada. Por ejemplo, Twitter es más efectivo para informar, Facebook para hablar en un tono más personal, emocional y cercano.   Instagram para generar engagement en un tono informal y YouTube como un canal propio y diferenciado para alcanzar a los Millenials y/o para dar voz a los simpatizantes, compartiendo testimonios, experiencias y “razones para votar”.

Tampoco tuvieron una estrategia coordinada y multicanal dentro y fuera de Internet

Lo mismo que venimos repitiendo para las marcas comerciales aplica con mayor fuerza en la política: “estamos en la era del multicanal”, porque el ciudadano se mueven todos los días en diferentes escenarios y plataformas, tanto dentro como fuera de Internet.

Por eso, todas las acciones que se hacen online y off-line deben estar coordinadas, articulando comités de comunicación o enlaces entre el equipo que lleva lo digital con el que ejecuta la estrategia del off-line.   Para esto es importante que se establezcan objetivos claros y saber exactamente qué esperar de cada plataforma.

Las elecciones no se ganaron en “digital”, pero sí inclinó la balanza

Parte del éxito de los nuevos líderes emergentes  es que se mueven como pez en el agua en el mundo digital, tanto ellos como muchos de sus simpatizantes. Pero es que además son los “reyes del plató” en contraposición a los “reyes del plasma”.  Son comunicadores “natos”, no sólo transmiten una idea sino una “forma de ser” que conecta con determinados públicos afines. La indumentaria y apariencia de Pablo Iglesias y de Albert Rivera están muy bien pensadas y definidas para transmitir un mensaje emocional a los públicos que quieren atraer.  Iglesias, votantes que buscan una izquierda renovada  y Rivera, desafectos con la política tradicional, profesionales y gente de “centro derecha.

Los mensajes en las RRSS fueron píldoras fugaces, amplificadas por la televisión

Las redes sociales no llegan a tener el impacto de la televisión en lo que a transmitir mensajes  o propuestas de Gobierno.  Ofrecen píldoras de información y opinión  muy emocionales, pero que llegan a un público más fragmentado y en un formato igualmente fragmentado. En cambio, la televisión es más masiva e interactúa muy bien con las redes sociales, permite estructurar un discurso más completo, a la vez que potencia la participación del público a través de la “segunda pantalla”.  Cada aparición de Pablo Iglesias y Albert Rivera en programas televisivos tiene su particular huracán en las redes sociales, donde continúa el debate no sólo con el político, sino principalmente entre el público.

Llegado este momento, toca pasar de la observación a la “predicción”de lo que podría venir de ahora en adelante o más bien lo que a muchos ciudadanos y a mí misma me gustaría que sucediera en el binomio tecnología y política.

Tecnología y nuevas formas de hacer política

Hay muchas formas en las que la tecnología puede convertirse en un vehículo para gestar la transformación de la política, y principalmente—y aquí sí quiero subrayarlo—de la relación de los políticos con la gente en calidad de ciudadanos y no sólo de votantes.  Y en esto último es importante hacer un matiz, como también lo es decir que estas dos formas se pueden aplicar tanto desde el poder como desde la oposición.  Sólo falta “voluntad política” real.

Me quiero centrar en dos tendencias que me parecen fundamentales: el crowdsourcing o democracia participativa y el Open data o la transparencia llevada a la información pública que todo ciudadano puede consultar abiertamente y sin solicitarlo expresamente.

Crowdsourcing

Así como el crowdsourcing es una de las expresiones de la democratización de Internet, puede y debería ser una pieza clave para la democratización de las ideas en una sociedad donde se promueva la participación ciudadana en positivo.  Hablo de activar plataformas virtuales donde se puedan recibir ideas, sugerencias e incluso críticas a determinado programa o política pública. Ello permitiría que  los ciudadanos puedan ser parte de la construcción de los planes electorales de los partidos y de la gestión de gobierno de los políticos cuando lleguen al poder.

Las personas pasan de ser sólo “público”, “audiencia”, “votantes” o simplemente consumidor de ideas políticas pre-fabricadas desde los comités ejecutivos de los partidos y se convierten en ciudadanos con voz (no sólo voto) que pueden aportar ideas concretas sobre la gestión pública.  Eso ayudaría, por otra parte, a despertar del letargo, desafección y pasotismo con la política, obligando también a la gente a proponer en positivo y no sólo criticar de forma estéril.

Open Data y Open Government

Estos dos conceptos suponen la verdadera voluntad de llevar la transparencia  a un siguiente nivel, para que funcione como un antídoto contra las tentaciones de corrupción.  Se dice que cuando se enciende la luz las cucarachas desaparecen (yo diría que se esconden), pero si esta luz está siempre encendida y es suficientemente fuerte, esas cucarachas tendrán que dedicarse a otra cosa y realmente desaparecerán. Por eso, la transparencia “de verdad” y no parcial es el primer paso para prevenir la corrupción. Y en eso la tecnología puede ayudar mucho, siempre que exista la voluntad política.

transparencia, comunicación política, estrategia de comunicación, redes socialesLos datos y el Gobierno abierto suponen publicar información de los partidos, las instituciones y los políticos de forma constante y en formatos digitales descargables, compartibles y que puedan utilizarse en todo momento; y que además, permitan analizar esos datos en tiempo real, tanto por parte de las propias instituciones como por parte de terceros.

La sola idea de que esto sea así me parece apasionante, pero ¿es política y económicamente viable? Como no soy experta en ello, os dejo con dos profesionales que sí lo son:  Marc Garriga, de DesideDatum y Alberto Ortiz, con quienes tuve la oportunidad de compartir en un interesante debate en el foro Política y Redes hace un par de años. Pensé en ellos en el primer momento en que decidí escribir este post.

También os dejo el enlace a una carta abierta a los partidos políticos lanzada por Alberto y Marc hace un tiempo y en la que se puede profundizar sobre qué elementos concretos debería tener esta apertura de datos.

Este artículo está escrito con mi vena de  profesional de comunicación, redes sociales y marketing, pero sobre todo, desde la óptica de una ciudadana que aspira a un cambio profundo en la forma de hacer política, una regeneración desde las entrañas mismas del sistema y no de la boca para afuera. ¿Será posible?  Sólo el tiempo lo dirá. Vosotros ¿qué creéis?

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Llevo la comunicación en mi ADN y he dedicado los últimos 15 años de mi vida profesional a varias de sus facetas. Desde los medios de comunicación, pasando por gabinetes de prensa y agencias. Hoy, que la comunicación tradicional se transforma en conversación e interacción ayudo a Pymes, organizaciones y empresas a adaptarse al entorno 2.0.

2 Responses to “Repensando la comunicación y las formas de ‘hacer política’ (Actualizado)”

By María López - 21 mayo 2015 Responder

Me encanta tu post, Diana. Estoy en una lucha política a nivel local y, ¿sabes lo que ha llegado a decirme la alcaldesa de mi pueblo? Que le parecía fatal el uso que hacía de las redes sociales. Y no ha sido la única que me ha venido con un comentario de ese tipo. Les dije que utilizaba las redes sociales porque en este país existe la libertad de expresión, porque son un herramienta genial para llegar a muchísima gente y sobre todo porque me había dado cuenta de lo que les molestaba, y eso significa que estoy consiguiendo mis objetivos.

También te puedo contar que escribí un solo comentario en la página local del partido en el poder en mi municipio y me bloquearon inmediatamente. Era un comentario crítico pero educado. Los partidos tradicionales no saben manejarse en este medio y eso es una gran ventaja para los que sí sabemos movernos en redes sociales.

By Diana Campos Candanedo - 21 mayo 2015 Responder

Hola María. Lo que cuentas es precisamente a lo que me refiero como viejas formas de hacer política, como viejas formas de hacer negocios o viejas formas de comunicar (o incomunicar) al cuidadano. Lo que a la alcaldesa de tu pueblo no le gusta no es el uso que le das a las redes sociales, sino que el mensaje no le conviene. Creen que pueden seguir poniendo puertas al campo. En tu caso no son puertas sino construcciones. Yo no hablo desde la identificación con una ideología política particular, pero sí desde una forma de comunicarse y de transparentar las instituciones para que realmente estén al servicio de quienes deben estar.

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