¿Web o blog?… ¿Y qué tal ambos?
Después de 2 años con mi blog profesional lo cambio por una web. He aquí las razones, junto con una confesión que puede sonrojar a más de uno porque supone meter “el dedo en la llaga”
Empiezo este artículo con la típica pregunta que se hacen Pymes y profesionales al plantear su presencia online: “¿necesito un blog o una web?”
No es un asunto baladí, porque nuestra casa virtual es el “cuartel central” de nuestra presencia online y una pieza clave en la marca (profesional o comercial). Por eso, un error en el planteamiento puede traernos muchos quebraderos de cabeza y tiempo desperdiciado, así que antes siquiera de tocar la primera tecla, hay que sentarse muy tranquilito en el sillón más cómodo que tengamos y tomar algunas decisiones en función de nuestra situación actual (punto de partida), objetivos (profesionales o comerciales) y horizonte temporal (plazo para la consecución de estos objetivos).
Algunas preguntas que pueden serte útiles desde el punto de vista del planteamiento de tu presencia online, ya sea una marca comercial o una marca profesional.
- Tu proyecto online, ¿es algo temporal o de largo plazo?
- Buscas atraer clientes o monetizar tu sitio directamente (tienda online, publicidad)
- ¿Cuentas con recursos y tiempo suficientes para dedicarle a tu casa virtual?
La mayoría de los profesionales de este sector utilizan sus blogs como medio para demostrar su “know how” y una vía para atraer “tráfico cualificado”, visitantes interesados en la temática y que eventualmente puedan convertirse en empleadores (para los que buscan trabajo), clientes (en el caso de los profesionales freelance) o socios y colaboradores (para los que buscan alianzas).
Tener un blog es una estrategia totalmente correcta desde cualquier punto de vista, porque un contenido de calidad que se publica con regularidad es precisamente lo que atrae esas visitas que buscamos, visitas que a su vez son uno de los elementos importantes—que no el único– que cuenta en el posicionamiento en buscadores (SEO). Ese tráfico cualificado es muy difícil de lograr con una web estática como la mayoría de las webs corporativas, que tienen un objetivo abiertamente comercial, pero con un nivel bajo de actualización y por tanto, de visitas.
¿Entonces por qué me cambio a una web?
Tengo 2 años con mi bitácora profesional que ha ido evolucionando desde un blog gratuito (primer año) pasando por un blog artesanal (DIY) hasta llegar a esta nueva casa virtual que hoy os presento. Durante el primer año me centré en el contenido, pero sin ningún factor de conversión porque mi objetivo era únicamente “compartir y hacer networking”. El segundo año la cosa cambió, porque quería que ese networking comenzara a dar algunos frutos en términos de clientes y alianzas potenciales.
Y así llegamos al nuevo sitio que estreno hoy: un híbrido entre web y blog, con una home al estilo “About me” donde el visitante puede ver rápidamente quién soy y qué ofrezco, pero a la vez un acceso visual desde la home a los contenidos del blog y suscribirse fácilmente.
Mi idea es que esos visitantes “target” lleguen por el blog, pero que luego puedan ver una imagen profesional en los apartados de “conversión” (servicios, contacto, suscripción al blog).
Espero que nadie me crucifique por esta opinión personal que viene de la mano de la votación de los premios Bitácoras. Creo que en nuestro sector existen blogs excelentes y profesionales muy válidos, pero se quedan cortos en los factores de conversión de sus blogs. Es decir en lo que a “venderse” se refiere. En muchos casos, apuntan a un público muy especializado, utilizan un lenguaje y terminología tan elevados que los clientes potenciales no los entienden, sólo los profesionales que están a su nivel. Pero esos profesionales en muy contadas ocasiones pueden convertirse en clientes.
Ahora, la confesión
No tenéis idea la cantidad de horas que he invertido en mi blog en los últimos dos años. Que si seleccionar la plantilla (¿gratuita o de pago?), decidir el servicio de hosting, el nombre del dominio, qué plugins instalar, ver decenas de tutoriales sobre la migración de WordPress.com a WordPress.org, las actualizaciones de plugins y las temibles páginas en blanco, la velocidad de carga de la página, el posicionamiento SEO y un largo etcétera. ¿A que os suena familiar?
Ha sido una auténtica y necesaria escuelita que me ha servido para otros proyectos, incluso para montar blogs sencillos. Pero lo que yo quería en este momento era algo más que un blog simple, así que sin pensármelo dos veces contraté a un profesional que se dedica a crear webs para que diseñara, adaptara la plantilla, migrara a un nuevo servicio de hosting y en definitiva ¡se comiera todos esos marrones!
El dedo en la llaga
Si recomendamos a las Pymes, emprendedores y startups que contraten a un profesional formado, con experiencia y capacitado llevar sus redes sociales, campañas de SEO, SEM o diseñar su web corporativa, ¿por qué dudamos o directamente “pasamos” de invertir en nuestra propia web o blog?
El “Do it Yoursef” (DIY) está bien para aprender cuando se está comenzando o no tienes muchas pretensiones con tu web, pero no es nada rentable cuando ya tienes clientes que atender o que ganar con una imagen más cuidada.
¿Cuánto vale mi hora? ¿Cuántas horas voy a invertir en mi propia web? ¿Quedaría mejor si la hago yo que si la hace un experto en diseño web? ¿Pretendo dedicarme profesionalmente a hacer webs?
De las respuestas a estas preguntas vino mi decisión. Si quería una casa digital más acogedora y sobre todo, con un factor de conversión de “visitante” a cliente, tenía que dar un salto y buscar un servicio mucho mejor del que yo misma era capaz de darme. ¡Y pagar por él! ¿No es precisamente eso lo que recomendamos a las empresas?
Prefiero dedicar mis horas a mi “core business” que es el área de estrategias de marketing, comunicación en medios sociales, contenidos, PR 2.0 y optimización de redes sociales, lo que no significa que no tenga un nivel básico WordPress, diseño gráfico, o Adwords y otras áreas como para entenderme con el experto. ¡Pero no soy ni pretendo ser yo el experto! ¡Ni mucho menos hacerme pasar por él!
Y creo que por eso pasa lo que pasa en este sector, que no por el hecho de trabajar en determinadas ramas del mundo online, estamos capacitados en todas las profesiones digitales. No podemos ser “todólogos”. Es mejor tener un nicho definido, especializarse y contar con una agenda de contactos fiables para externalizar aquellos servicios que nosotros no podemos realizar bien ya sea por falta de tiempo o bien porque nuestros conocimientos no son suficientes para el nivel de complejidad del proyecto.
Aquí aplica muy bien el refrán “el que mucho abarca poco aprieta”… y más temprano que tarde termina sabiéndose, por más labia que se despliegue o por más buen vendedor (de humo) que seas.
Y tu, ¿has rechazado algún proyecto o cliente por que no te ves en posibilidad de satisfacer las demandas del proyecto?
Diana, completamente de acuerdo, y leer tu post me ha hecho pensar de nuevo si no estoy perdiendo tiempo con el DIY… siempre recomiendo contratar un profesional y ahora soy yo la que se escaquea por querer hacerlo yo misma… Gracias porque creo que me has convencido. Saludos.
Cristina Hontanilla
Faltan algunas cosillas, no seamos duros XD. Feliz estreno Diana.
Efectivamente, aún estamos de ajustes y todos los comentarios y sugerencias constructivas son bienvenidas.
¡Felicidades, Diana! Como siempre es un gustazo leerte
Que buenos comentario he aprendido mucho y nos sirve de montón en la empresa que trabajo estamos en esa linea y pienso que tus reflexiones ayuda a todos a los que nos interesa una proyección mayor y profesional en las redes.
Felicidades.
Qué grata sorpresa verte, al menos virtualmente en mi nueva web profesional. Puedes darte una vuelta por el blog y ver más contenidos sobre redes sociales en la empresa.
[…] ya dije en mi post anterior “Web, blog o ambos” no soy diseñadora web ni pretendo serlo, pero sí creo que puedo hacer un aporte desde el punto […]