Errores no, ¡horrores en Linkedin!

Linkedin, redes sociales, marca personal

 “Saber estar” es actuar de forma correcta y de acuerdo al lugar y las personas con las que nos encontramos en un momento determinado.  Tiene que ver con el tipo de lenguaje que utilizamos, la forma de vestir, los comentarios que hacemos y hasta nuestro tono de voz.  ¿Irías en vaqueros a una fiesta en la que la invitación pone claramente “traje de cóctel”? ¿Le intentarías alquilar tu apartamento a uno que acabas de conocer?  Por supuesto que no, porque eres una persona educada.  Así como en el mundo real uno debe “saber estar”, en el mundo virtual también existen normas básicas de comportamiento y de convivencia.

Utilizo Linkedin frecuentemente y más de una vez me he quedado boquiabierta con las cosas que me encuentro, pero cuando vi por casualidad un perfil con una foto en bañador, pensé que podría ser el momento de escribir sobre ciertos comportamientos que, a mi juicio, están completamente fuera de lugar en Linkedin.

Y no hablo de errores  comunes  como no personalizar tu URL, o tener un perfil incompleto o no participar en los grupos, etc. De este tema hay excelentes artículos como el que cito de Pedro de Vicente.  Me refiero a prácticas que dan una mala imagen de la persona y pueden destruir su reputación profesional y otras—esas son las peores—que además de dar una imagen negativa, molestan a los demás y hacen que nos arrepintamos de haber aceptado a determinadas personas en nuestra red de contactos.

Infografia Linkedin - Diana Campos Candanedo

Y es que al fin y al cabo, la chica del bañador no hace daño a nadie mostrando sus atributos físicos, pero hay otros comportamientos que rayan la mala educación e irritan a quienes intentamos utilizar Linkedin de forma profesional.

Dan mala imagen y además ¡molestan!

Una de las cosas que más apreciamos y menos tenemos es tiempo.  Por eso molesta tanto que otra gente nos haga perderlo, ensucie nuestra columna de inicio o nos bombardee con spam de forma tan descarada.  Los siguientes comportamientos son, a mi juicio, una falta de educación:

  • Inundar sistemáticamente con mensajes de Inmail sobre cursos, charlas, seminarios y ponencias, tanto gratuitas como de pago    Me parece muy mala estrategia utilizar Linkedin para obtener datos personales y ser tan poco delicado de hacer tus campañas de e-mail marketing dentro de la propia red social, pero lo peor ¡sin segmentar!
  • Hacer menciones constantes sin venir a cuento.  Linkedin introdujo la posibilidad de hacer un “guiño” a nuestros contactos como se hace en Facebook y Twitter con el objetivo de aumentar las interacciones.  Pero todo tiene una medida.  Lo que no se puede hacer es estar todo el día mencionando a alguien en temas que no siempre interesan y principalmente si no tienes cierto grado de confianza e interacción con la persona.
  • Spamear a toda la red de contactos con el anuncio de venta o alquiler de tu casa, apartamento o terreno
  • Linkedin no es un tablón de anuncios, es una red profesional. Si quieres poner a la venta una casa, vete a Pisos.com o Idealista y ¡paga el anuncio!
  • Spamear con promociones de viajes y escapadas. Lo mismo que el punto anterior. ¿Dónde te crees que estás?
  • Enviar enlaces a sitios de dudosa procedencia… en los que te piden datos personales y en los que hay grandes posibilidades de que un virus troyano te borre el disco duro.
  • Coquetear o intentar ligar sin que medie interés profesional alguno .  Esto no es  Meetic, Zoosk  ni Badoo. Linked-In es una red profesional y lo que nos interesa es hacer contactos útiles para progresar en nuestra carrera.  ¿De verdad crees que puedes encontrar pareja aquí?
  • Pedir recomendaciones en bloque.  Muchas de esas peticiones llegan sin que uno conozca a la persona y lo peor ¡sin personalizar el mensaje! Realmente crees que alguien en su sano juicio haría una recomendación sin conocerte? ¿Lo harías tú?  ¿Qué podría yo decir de alguien con quien nunca he trabajado y no he visto en la vida?  El sólo hecho de que me pidas una recomendación sin conocerme me hace pensar que no vale la pena recomendarte.  Mis disculpas si esto ha sonado demasiado duro.
  • Intentar vender bienestar, yoga, pilates, piedras esotéricas y hasta ¡el secreto de la felicidad!  Y encima, utilizando términos como  “oferta, compra ya, última oportunidad”. Nuevamente, esto no es Facebook ni Twitter.  Aquí los intereses son de otro tipo. Busca información o contenido afín con tu negocio, pero con un enfoque más profesional, relacionado con el estrés laboral o la necesidad de ejercitarse todos los días para tener un mejor rendimiento en el trabajo.  Se trata de un poco de sentido común y de poner a trabajar las neuronas.
  • Frases motivacionales, fotos animales y mensajes religiosos.  No me importa recibir de vez en cuando un poster inspiracional o de “coaching”, pero no todos los días y a toda hora. Tampoco tengo nada contra la religión, porque yo también tengo mis creencias, pero no me parece que Linkedin sea el lugar para “convertir” a nadie y que  encuentre “la luz divina”.  También me gustan los animales, pero no por eso voy a estar pegando las fotos de mis mascotas en mi time line.
  • Respuestas y mensajes enardecidos.   Algunas personas amanecen con el “opiniómetro” encendido a unos niveles insospechados, sobre todo cuando de política se trata. Los debates se encienden y algunos se salen de tono, con insultos y lenguaje ofensivo.  Os digo que en este caso, la ofensa no es sólo para el destinatario directo, sino para el resto de personas que estamos participando. Es la mejor forma de estropear un debate.
  • Tardar meses en contestar o no contestar nunca. No hay que irse al otro extremo.  No todo lo que nos envían es spam, aunque con los comportamientos anteriores es cada vez más difícil encontrar lo que realmente nos interesa.  Si te mandan un mail o te mencionan ocasionalmente en temas relacionados con tu profesión, se ve muy mal no contestar, porque da la idea de que no estás, ni se te espera.  En el mundo real cuando nos hablan ¿contestamos no?

No molestan, pero sí dañan tu marca personal

Son conductas y fallos que no afectan demasiado a otros miembros de la red, pero reflejan una imagen descuidada y negativa ante otros profesionales y potenciales empleadores.  No sólo hay que ser un gran profesional, también hay que parecerlo.

  • Fotos de perfil inadecuadas.  No tendría que decir que la foto que tenemos en Linkedin nos define profesionalmente. No significa que tengamos que ir todos uniformados con chaqueta y corbata.  Pero una cosa es querer dar una imagen moderna, fresca y desenfadada y otra muy distinta es poner fotos con escotes excesivos, en pantalones cortos, minifaldas, fotos de las vacaciones, en gafas de sol y luciendo el moreno,  en el coche con el cinturón de seguridad y el volante en segundo plano o fotos recortadas de cuando te fuiste de copas con sus efectos posteriores o bien tus fotos con “ese alguien especial”.   También están los que usan la foto del día de su graduación (y no es que precisamente se acaben de graduar) y otros que tienen la foto que se hicieron con el candidato de un partido político. No falta el que pone la foto de Brad Pit u otra celebridad, un peluche o el logotipo de su empresa. En estos últimos casos, no dudo en pensar que se trata de un troll (perfil falso), que también los hay en Linkedin y por supuesto que ni me planteo aceptarlo entre mis contactos.  Alguien dirá que para tener estas fotos es mejor no tener ninguna.  Pues no, porque no tener foto también lleva a pensar que “eres un sin rostro” y “sin rastro”.
  • Faltas de ortografía y gramática. De más está decir que los errores ortográficos o gramaticales descartan automáticamente a un candidato. Pero aunque no estés en búsqueda de trabajo, lo mínimo que se espera de un profesional es que sepa escribir correctamente y que revise varias veces su currículum para evitar este tipo de errores.  Si no tienes cuidado con su propio perfil profesional, ¿qué puede esperarse de tu trabajo?
  • Perfil personal cuando es una empresa.  Linkedin es primordialmente una red de contactos entre profesionales. Pero también hay lugar para las empresas, que pueden crear sus fichas corporativas, que se asocian a los perfiles de sus trabajadores, socios o fundadores. Los miembros de Linkedin pueden seguir también a empresas, pero la relación no es la misma que con un perfil individual. Una empresa no tiene estudios, ni experiencia laboral. ¿No es acaso algo de sentido común?
  • Excesiva automatización.  A veces por falta de tiempo, programamos y autopublicamos vía RSS o mediante otras plataformas externas.  No digo que no lo podamos hacer de vez en cuando (lo confieso, yo también lo hago). Lo malo es cuando sólo publicamos de esta manera, sin siquiera interactuar con la gente.  Al fin y al cabo, somos personas, no robots.
  • Tener varios perfiles y todos olvidados.  Hay quienes se crearon un perfil hace años, lo olvidaron y se volvieron a crear un nuevo perfil el cual tampoco mantienen muy activo. En esos casos, es mejor eliminar el que esté inactivo porque puede prestarse a confusión. Es posible que haya personas que estén queriendo contactar contigo y enviándote mensajes al perfil antiguo.  ¡Cuántas oportunidades te podrías perder por tener esa duplicidad!
  • Excesivo “autobombo”. No me canso de decirlo “gurulandia está muy poblado estos días”. Autoproclamarse “experto” “especialista” y hasta “gurú” es cuanto menos temerario en esta era de la información, especialmente si el único que lo dice es uno mismo. Publicar sólo material propio, no comentar, compartir o interactuar con los demás, denota unos tintes de soberbia que sientan bastante mal a los demás. Te invito a que leas este artículo con algunos términos que deberías eliminar de tu CV y de tu perfil en Linkedin.
  • Estoy desempleado, ¡contrátame, contratátame!  En este punto hay dos posturas. Unos son partidarios de poner en el perfil la típica frase “en búsqueda activa de empleo”. Otros son más discretos y se limitan a decir “en un nuevo proyecto profesional” o que trabajan en su propio blog (lo cual también es un proyecto, por qué no).  Francamente yo soy más partidaria de lo segundo, y ciertamente me sienta mal recibir mails de gente que no conozco comentándome que están en paro y que si tengo alguna vacante, estarían encantados de ser tomados en cuenta.  Yo sé que la cosa está difícil ¡a mí me lo vais a contar! Pero creo que no debemos mostrar tanta ansiedad y desesperación y en su lugar ser más delicados y  personalizar la comunicación.  No se trata de ponerse a mandar mails como quien tira volantes desde un avión sin saber a dónde van a parar.

5 reflexiones sobre el uso de Linkedin

1.  Uno debería saber estar siempre y en todo lugar, pero especialmente en Linkedin. Si alguien busca tu nombre en Google es probable que tu perfil en Linkedin esté entre los primeros resultados. Linkedin es una red que posiciona muy bien en buscadores, lo que la convierte en un escaparate para tu marca personal, pero también te dejará en evidencia si tu perfil está descuidado.

2.  Linkedin es mucho más que un curriculum virtual. Es también una excelente forma para construir nuestra marca personal y consolidarla, pero también ¡destruirla! si no hacemos bien las cosas.

3.  Linkedin no es un sitio para vender directamente (y descaradamente) productos o servicios.  Es mucho mejor utilizarla como un medio para hacer networking y generar alianzas y tal vez, sólo tal vez, después de todo eso vendas algo.

4. Tener más de 500 contactos y aparecer en las búsquedas no es networking.  El verdadero networking consiste en generar relaciones de confianza, que después deberíamos sacar del mundo virtual al mundo real, lo cual definitivamente no sucede de la noche a la mañana. Te recomiendo que leas este post Networking y redes sociales, ¿Cómo hacer que suceda lo que quieres? 

5.  Diferenciarnos no es lo mismo que llamar la atención, ni proyectarnos es igual a vendernos.  En ambos casos, la diferencia pasa por saber estar.

¿Has sufrido alguno de estos comportamientos o te ha hecho reflexionar sobre las normas de “etiqueta” en las redes sociales? Cuéntame tus experiencias.